Zaqariyya, el amigo musulmán

Por Martes, septiembre 30, 2014 0 Permalink 0

Creo que es poco común conocer a alguien que se haya cambiado de religión, concretamente del catolicismo al islamismo. Antes –bueno, todavía hoy – se llamaba Pedro, pero ahora también se reconoce como Zaqariyya.

A Pedro Burruezo le conocí hace muchos años cuando ambos colaborábamos en la revista Class. Luego le leí en Abc algunas crónicas de toros y me lo encontré yendo y viniendo de la revista The Ecologist, de la que ha acabado siendo director. Sabía también de sus registros musicales, aunque nunca fui a sus conciertos, y de su vena un tanto gitana.

La casualidad quiso que nos reencontráramos en el cine, donde se estrenaba un largometraje sobre su trayectoria: Las tres vidas de Pedro Burruezo. Quise ir a saludarle y fue en el vestíbulo donde le saludé y me enteré que había cambiado de religión y allí compré su libro Misticísssimus con cd incluido.

En sus páginas supe de su nuevo nombre, de que ahora vive en Sant Feliu de Guixols con más éxito de público en sus conciertos que cuando estaba en Barcelona, y de que en los últimos tiempos gracias al sufismo ha podido hacer frente al desorden espiritual de nuestra época.

En las páginas de este libro uno encuentra variadas sentencias de paz interior y de conocimiento del mundo y de uno mismo que he leído también en autores cristianos. Muchos Padres del Desierto firmarían estos textos, pues al final todas las tradiciones religiosas se parecen demasiado. Tanto, que es verdad que da igual dónde uno se sitúe si lo que le mueve, o le paraliza, es sencillamente la búsqueda. Búsqueda de lo innombrable, de lo sin tiempo, de la trascendencia.

Qué gusto reencontrar gente que sigue haciéndose preguntas. Y está claro que aunque se cambie de tradición, las preguntas para algunas personas son siempre las mismas.

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