Yo debo mucho a Homero. Los primeros libros que tuve fueron precisamente La Ilíada y La Odisea. Por eso me apena tanto ver cómo los griegos titubean ante las razones de los depredadores económicos.

Un nuevo gobierno –uno más- esta vez aparentemente radical y autónomo negocia ahora no sé cuál rescate económico de la Unión Europea. Y se le acusa de volver a usar un falso Caballo de Troya para esconder su extravagancia fiscal, que no realice reformas estructurales, que vaya a usar el dinero de los otros socios europeos para luego no devolverlo.

Sin embargo, no estoy seguro de que la civilización actual haya pagado a los griegos todo lo que nos han aportado. Por citar sólo un siglo, en el V a.C. Atenas nos dio la democracia, la filosofía –incluida la filosofía política-, la primera historia sistemática escrita en el mundo, y lo mismo hizo con el conocimiento médico y científico de la época.

También nos dio, como apunta Peter Watson, la primera poesía lírica y luego la comedia y la tragedia. Y el arte naturalista, pues por primera vez los seres humanos captaron y registraron para siempre el soplo del viento y las cualidades de una sonrisa.

Y sin ayuda de nadie los griegos de aquel tiempo inventaron los principios y las normas de la arquitectura, que dieron forma a una nueva concepción del sentido de la vida en común.

Todo lo que nos han dado gratis los griegos supera con creces la herencia de cualquier grupo humano comparable. Su legado es el más grandioso que nuestro mundo conoce. Por eso me inoportuna tanto que exijamos dinero a tanta sabiduría sin precio.

Sócrates citó versos de La Ilíada antes de morir. Le condenaron porque, mofándose de sus verdugos, sostuvo que lo que en realidad se merecía era una pensión vitalicia como benefactor de la sociedad. ¿No debería pasar algo parecido con Grecia?

Que vuelva la tragedia, para recordarnos que de cenizas también vivimos. Afortunadamente.

M.R. Tornadijo